Esta noche yo te siento apoyada en la luz de mi lámpara,
yo te siento acodada en mi corazón;
un ligero temblor del lado de la noche,
un silencio traído sin esfuerzo al despertar de los labios.
Siento tus ojos cerrados formando parte de esta luz;
yo se que no duermes como no duermen los que se han
perdido en el mar,
los que se hallan tendidos en un claro de la selva más
profunda
sin buscar la estrella polar.
Esta noche hay algo tuyo sin mí aquí presente,
y tus manos están abiertas donde no me conoces.
Y eso me pertenece ahora;
la visión de esa mano tendida como se deja el mundo
que la noche no tuvo.
Tu mano entregada a mí como una
adopción de las sombras.
JOSÉ CARLOS BECERRA. De Oscura Palabra. México. 1964.
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