Enmedio de esta casa
de vientos y de aguas
A veces cantan las sirenas
de amor
a los marinos muertos
guardan en cofres
recuerdos de la infancia
cuando la sonrisa de dios
era como la miel del campo
esconden calles de piedra
olorosas a pan
recién horneado
cuadernos donde niños
y caballos alados
Entonces todo era creíble
y hasta los ángeles
tenían la dimensión de lo certero
Se cocinaban en la estufa
historias de pescadores
personajes de un mar
que parecía tan lejos
como la luna roja
que subía tras las cúpulas
incendiando palomas
papel en las cornisas
Decían los viejos tíos
que el mar era tan bello
como las mujeres
que alguna vez
vieron bailar
en teatros europeos
y tan peligroso
como los cíclopes
de los cuentos
con los que mi madre
espantaba el aburrimiento
Había meses
tal vez años
en que nadie recordaba el mar
Este mar
que hoy se extiende
como un manto raído
y tan solo
como un símbolo
del que nadie se acuerda
Nadie me dijo nunca
que para navegar
debe llevarse
la brújula en el pecho
una brújula hecha
con las notas
de una canción alegre
Nadie me dijo nunca
que debe conocerse
el curso de la luna
y aprender a caminar
sobre las aguas
Busco en mapas borrados
una ruta cualquiera
vago por camarotes
que los fantasmas dejaron
hace tiempo
saco del pecho un libro
que habla de mi muerte
hace unos años
Luego desde la proa
maldigo el mar
CARMEN QUIROGA. Poeta mexicana, de su libro Tierra de Solos.
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