A
A donde vamos, amor, a donde vamos
sólo hay una región de intensidades.
Si te caes de mi brazo, no me culpes;
si te vence el hastío, no me observes
como ascultando una paloma herida;
si se cansan tus pies, no continúes
pues continuar sería como un pacto
cuya exigencia nos lacera el gesto;
si me fallas, amor, pues que le hacemos,
ni modo de andar juntos para odiarnos;
pero si llegas conmigo a donde vamos
recuerda que el amor lo hizo el camino.
E
Eres el poema que no he escrito,
que nunca escribiré porque no tiene letras,
el que voy a leer por las mañanas
y a llevarme de viaje entre las manos.
Eres el poema que no alcanzan
a comprender todas mis horas
y por eso lo miro lentamente
lo vuelvo a leer, le busco frases
y al final vuelvo a ser el mismo asombro.
¿ Y de dónde iniciar esta lectura?
Eres el poema que no tiene
ni orden ni equilibrio porque es todo espuma:
si voy de arriba a abajo, de derecha a izquierda,
de izquierda hacia los márgenes,
de abajo hasta el silencio y de ahí me sigo...
de todas formas nunca lo concluyo.
Eres el poema que me guardo
para cuando no existan las palabras
y yo quiera gritar que guardé uno
no por inmenso, clásico, imborrable,
sino porque me hizo cantar sobre la tierra.
FERNANDO CORONA. Amatorio, México, Generación Espontánea, 2006. El
poema aparece en la Antología Lluvia de voces en el desierto. Memoria del Segundo Encuentro Internacional de Poetas en Cd. Delicias.
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