Amada, contempla tu propio corazón,
allí crece el árbol sagrado;
de gozo brotan las ramas bendita
y todas las flores que tiemblan en ellas
W. B. Yeat
esta costumbre de guardar momentos
tan desusada ya
me recrea la memoria
el juego de aros de los niños
los halos danzaban por su cuerpo,
se movían entre la luz,
había tanta,
que un incendio ocupaba nuestra vista,
había un escarabajo de ámbar
que espantaba hechizos
y melenas que ocultaban al león
de la sabiduría
no había ni un siglo
ni un minuto tan sólo
había tantas palabras que por su significado
el tiempo se declaró impotente,
fue cuando tú solazaste mi fatiga,
con fiereza
con celo
con fuerza alodial
de árbol gigantesco.
NOHEMÍ SOSA REYNA. De Ritual de Muñecas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario