Estábamos un tanto al desarraigo
nos permitía la vida
traer como un regalo
el corazón en la mano
Las palmeras y dátiles estaban a la mano
con su caudal de oasis
Sin embargo en tu mentón cuadrado
había una huella amarga
Quise borrarla
darle fe a tus manos
con mi vestido verde de esperanza
Como en el huerto aquel
el dolor de la pérdida me unió a ti
en el irrevocable destino de la hembra
Mira el agua en la piscina
toma el tequila con soda
escucha la música
-aquí no ha pasado nada -
es sólo que este paraíso
se nos quiere volver espejismo
NOHEMÍ SOSA REYNA.
Leo tu poema y en mi corazón reverberan las ondas que se hacen cuando tiramos guijarros al río... ¡Que bonito! Buenas las imágenes y los juegos de palabras
ResponderEliminarGracias por tu comentario, me gustan los ríos, crecí al lado de un río, más ese que
ResponderEliminartu mencionas es aquel del que necesitamos
saciarnos.