Acabo de ver la película FADOS de Carlos Saura, en la 50 Muestra Internacional de Cine, evento que cada año llega a mi ciudad, al igual que en otras veinte ciudades de mi país, iniciando
en la Cineteca Nacional.
Si tuviera que describir la película con una sola palabra sería sin dudar la palabra belleza.
Debe ser también porque el fado portugués es un canto del que estoy enamorada, y ésto viene desde mi niñez, se podría decir que es mi primer amor en la música, es curioso porque soy mexicana, pero en forma extraña me llegaron esos finísimos sonidos a través de la adaptación para la TV de una novela de Eca de Queiroz, inolvidable, recuerdo que esperaba con ansia la hora de la serie para oír esa música bellísima, incluso en la danza, guardo recuerdos entrañables,
pues mis maestras nos enseñaron a bailar un fado en forma colectiva, en la película se llama
Fado Batido, acá lo conocíamos como Crema Batida, también esta experiencia la disfruté
muchísimo.
Ahora que pude escuchar ese desgajarse de fados, con danza, a la que también amo, puedo
decir que gozé, sí, gozé, lo más luminoso del arte.
FADOS, película bellísima, digna expresión del arte de un país, en este caso Portugal.
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