Él amaba tres cosas en la vida:
las canciones vespertinas, los pavos reales blancos
y los mapas desgastados de América.
No le gustaba en cambio, cuando los niños lloraban,
ni el té con frambuesa
ni la histeria femenina.
...Y yo era su esposa.
ANNA AJMÁTOVA. POEMAS. Ed. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MÉXICO.
México, 1992.
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