nohemypoesia.blogspot.com. Poemas, artículos y ensayos de la escritora Nohemí Sosa Reyna.



viernes, 23 de enero de 2009

CAJA DE SEGURIDAD



Ahora escribo de una ciudad

que tiene llamaradas en los ojos

de sus habitantes saurio hormiga camaleón

con olor de azufre en su pozo seco

y casa antigua con fantasmas que lloran

donde una antorcha consume el azúcar de los días sin Dios.

Ahí se puede llenar el horizonte en una pantalla

y volar sobre las vías de un tren veloz

también rascarse la imaginación en el nacimiento de las alas

y oscurecer en la soledad de un vidrio polarizado

dejar de tocar la guitarra entre las paredes de una cárcel

y no olvidar que es una ciudad sin alacranes ni serpientes

sólo algunas similitudes muy humanas que silban y rasgan

la piel de las doncellas que sueñan el tulipán del día

su ensoñación forma espirales doncellezcas

donde se inhibe una prostituta que entretiene el hastío

entre cada uña limada y pendiente de oficio albañil

carpintero indiferente piso incompleto de edificio

donde el potentado tomará un whisky mientras afloja

su corbata y saca el marfil de su navaja con que degolla

el sol de su eficiente secretaria que prepara café

olvidada en su rutina de las faldas de sierra donde brilla

el listón de una mujer que cosecha la esperanza en cafetales

y entre el papel con índices de bolsa la secretaria ahoga el sollozo

porque fue esa mañana de cristal que el mediodía había decolorado

la figura del modelo que anuncia trajes en la azotea de enfrente

y la tiraniza con su existencia hueca sin jadeo ni hazaña

mientras abajo la rutina se disfraza y la tensión se va al tocar

un pétalo de orquídea sin hablar en fin de una ciudad sin amanecer

ni atardecer ni roca y al sol lo suplanta una lámpara de neón

donde la sangre es fría y el cerebro una estrella maligna

entre escudos de fibra de vidrio y carrocería de metal plateado.

Ahí arrinconan en cajas de seguridad la vida para que el pobre

no sienta tentación por el dinero y el rico se sature con su brillo

en ese oscuro sótano del Banco hay tantos huesos anónimos

que la llave es ahí la brújula del mundo y el capitán gerente

cierra la puerta para que nunca amanezca en esa ciudad

donde los hombres se abrochan la esperanza con cara destemplada

mientras el viento remueve en sus entrañas el anhelo de una ola de mar.



NOHEMÍ SOSA REYNA

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