
I
- Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva
levántate.
- Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció?
- Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a
galopar los árboles. Escucha.
- Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti.
Adán se fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy
ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces,
equívocados les mordían las piernas.
( Fragmento)
JAIME SABINES. Nuevo Recuento de Poemas. Ed. Joaquín Mortiz. México.
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