Estos chicos de mirada húmeda,
estos pobres de vida niños de azúcar
que apenas mojan sus pies en las orillas del dolor;
estas manzanas que el sol comienza a colorear
cómo traen la semilla urgente.
Estos pupilos
que aún no se desprenden de su olor de aula
que no entraron al sótano de sus corazones todavía,
cómo hacen para manar secretos,
asuntos que debieran yacer bajo las duelas en la casa del
(sentido.
Dónde roban ese vino prohibido que los moja
desde los labios y los embriaga y les da voz
para decir el sesgo marginal de nuestros actos.
Acaso en su sangre de creaturas nada el brillo
de aclarar la intención misma de las cosas;
nada el ácido de corroer máscaras,
descostrar llagas.
Quizá por eso nos hablan en todos los matices
del arrobo del amor,
y de la muerte.
AGUSTÍN GARCÍA DELGADO. (1958) Chihuahua, México. Este poema aparece en la Antología
EL MAR ES UN DESIERTO.Poetas de la Frontera Norte 1950-1970. Compilador Margarito Cuéllar.
Ediciones especiales de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 1999.
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