Una llenura espiritual rodeada de agua me invadió
como en el vientre de una madre estuve inmóvil
era una mañana en que vi el estuario albear
había una línea de luz hacia el faro más bien lejano
En la oscuridad de la noche anterior ese lugar fue habitación de garzas
que como líneas ondulantes blanquearon en medio del agua
el brillo de tu recuerdo me perseguía
me dolía con tajos de ausencia
veía hacia la mar y mi desconsuelo se envolvía de húmedad
entre el agua un desperdicio metálico herrumbroso era castigo
tu camino era de letras que salían como alimento de la pantalla
ese día el reflejo de las olas testigo fue de una visita
el consuelo en una promesa invisible para los ojos
intensa para el espíritu
en ese lugar de gaviotas y garzas del reino del agua
no estuve sola
sentí a Dios plenamente
me regocije con la luz brillando en mi interior
la promesa recorrió mi sangre
el amor fue conmigo.
Nohemí Sosa Reyna
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