Yo no conocía los mangos en su rama
me dijiste en aquel oasis veraniego
los ví verdes
vulnerables
y pensé en el desierto
el urbano lugar donde abundan espinos
y en esa ventana donde ví el paraíso
te asomaste sonriendo
dejaste que fluyera la promesa
en los ojos el instante fue eterno
éramos el ser que el divino soñó
la fruta que alcanzó el sabor pleno
la semilla viva
latió el corazón
pum-pum-pum
emergió el ser extraño en su felicidad
la pareja
NOHEMÍ SOSA REYNA. Del libro Cadencia de vida.
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