AÚN SE ESCUCHAN LOS LAMENTOS REVOLUCIONARIOS Y EL CORRER DE LAS NIÑAS.
Ya sin insurreciones del pasado. Con los tiempos modernos, ahora el asilo luchaba por subsistir
en el recuerdo de quienes heredaron los cambios que dejó una obcecada revolución. Hay quienes
dicen que en la sobriedad de sus espacios a veces se deja escapar, de manera sorpresiva las voces
inquietas de las niñas y los huérfanos que ahí fueron atendidos.
Pero a veces el silencio se rompe por el imaginario dolor de los revolucionarios y el eco de la
distancia revive su propia historia al evocar los disparos de la artillería y el recio galopar de los caballos.
Ya no hay cristales que iluminen las imágenes de las huestes militares a su paso por los senderos donde se sintieron las escaramuzas. Pero en cada sillar se unen las corrientes del
viento que asemejan los gritos libertarios, como cuando pasaban en desbocado tropel las caballerías hacia los campos de batalla.
MARIO ALBERTO BUENFILD. Plaquette El Cielo. Biosfera única en la tierra. Gobierno del
Estado de Tamaulipas. México. 1998.
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