Un poema de Edward Hirsch.
Ahora la ciudad se oculta en humo,
ahora la oscuridad levanta su mano marchita
y la noche inicia con gusto su preludio,
en verdadera seriedad. Esta es la música.
¡Qué agitado hogar peatonal!
y sigue un novedoso aliento de ceniza,
fuera de la descolorida estación cotidiana.
Despacio el puente cierra sus brazos,
sobre el río y los automóviles
abanicándose en la neblina, con un gusto
a emplumados pavorreales,
una baraja de cartas luminosas,
en turno entre las sombras. Esta es la hora.
Cuando el remolcador se desliza entre las celdas
y castañean las compuertas cerrándose detrás de ellos,
cuando estamos prisioneros en este techo vacío
con ventanas que fueron enrolladas en fábricas.
Algunos de nosotros recordamos la luna:
que es una vieja bola plateada, manchada,
entre nuestras memorias, una tenue mancha,
de brillante claridad entre la bruma cerrada.
En esta ciudad
mientras gira sobre sus collares en autoprotección,
mientras que los viejos edificios aparecen,
otra vez zigzagueantes. Y en el momento en que nosotros
apuramos para llegar al hogar
en el frío, en nuestros cuerpos separados,
tomando nuestra fe para creer,
entre esta negra cubierta, esta cortina de ceniza,
y otra vez ascendiendo en la mañana.
Traducción Nohemí Sosa Reyna.
EDWARD HIRSCH. (Estados Unidos). Es poeta, crítico y profesor. Ha publicado entre
otros libros de poesía: For the Sleepwalkers (1981), Wild Gratitud (1986), que ganó
el National Book Critics Circle Award, The Night Parade (1989), Earthly Measures
( 1994), On Love (1998), y Lay Back the Darkness (2003).
Imagen. Edward Hirsch. Tomada de Random House, INC. Academic Resources.
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